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Mensaje de expertos en Día Internacional de las Defensoras de Derechos Humanos

Foto: ACNUDHDía Internacional de las Defensoras de Derechos Humanos 29 de noviembre de 2016

En un contexto de creciente fundamentalismo y populismo, los Estados deben proteger más que nunca a las mujeres defensoras de los derechos humanos mediante la lucha contra la discriminación contra las mujeres

 

En ocasión del 29 de noviembre, Día Internacional de las Defensoras de derechos humanos, nosotra/os, experta/os independientes del Consejo de Derechos Humanos de la ONU, queremos rendir homenaje a cientos de miles de mujeres en todo el mundo que trabajan incansablemente y con valentía para defender los derechos humanos de las mujeres, y todas aquellas que trabajan por la igualdad sustantiva en todas las esferas de la sociedad. Estas agentes de cambio, luchando contra todas las formas de discriminación y desigualdad, son hoy reconocidas como defensoras de los derechos humanos.

Las mujeres defensoras de los derechos humanos se enfrentan a desafíos únicos, impulsados ​​por una profunda discriminación contra las mujeres y estereotipos sobre su supuesto papel apropiado en la sociedad. Los actuales fundamentalismos crecientes de todo tipo y el populismo, así como gobiernos autoritarios y ese afán descontrolado de lucro, alimentan aún más la discriminación contra las mujeres, exacerbando los obstáculos que enfrentan las defensoras de derechos humanos. Además de los riesgos de amenazas, ataques y violencia que enfrentan todos los defensores de  derechos humanos, las defensoras están expuestas a riesgos específicos. Aquellas que luchan por derechos cuestionados por grupos fundamentalistas- como  por ejemplo los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres- y las que denuncian las acciones de las empresas e industrias extractivas, corren un mayor riesgo de ataques y violencia.

La mayoría de los Estados Miembros de la Organización de Naciones Unidas, al haber ratificado la Convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer (CEDAW), han reconocido que «“la máxima participación de la mujer, en igualdad de condiciones con el hombre, en todos los campos, es indispensable para el desarrollo pleno y completo de un país, el bienestar del mundo y la causa de la paz”.  La participación política y pública de las mujeres en la sociedad y el trabajo histórico de las organizaciones de mujeres y grupos feministas han sido una de las principales expresiones de la democracia y un motor indispensable para el reconocimiento de la mujer como sujetas plenas de derecho. Cada día, más mujeres se identifican como defensoras de los derechos humanos y se comprometen, individual y colectivamente, en acciones a favor de la justicia, la igualdad, la paz y los derechos humanos.

Sin embargo, esta participación de las mujeres en el espacio público ha sido restringida por las prácticas discriminatorias y los estereotipos de género padecidos por las mujeres en todo el mundo. El mismo concepto de feminismo es muy a menudo malinterpretado, denigrado y desacreditado, incluso por algunos actores en la comunidad de derechos humanos. Somos testigos de crecientes amenazas y acoso, incluyendo prohibiciones de viajar, así como agresiones, asesinatos y encarcelamiento de muchas mujeres defensoras a raíz de su trabajo por los derechos humanos y especialmente por su demanda de igualdad. Tal y como lo establece la CEDAW, la «discriminación contra la mujer» se refiere a “toda distinción, exclusión a restricción basada en el sexo que tenga por objeto o por resultado menoscabar o anular el reconocimiento, goce o ejercicio por la mujer, independientemente de su estado civil, sobre la base de la igualdad del hombre y la mujer, de los derechos humanos y las libertades fundamentales en las esferas política, económica, social, cultural y civil o en cualquier otra esfera». La discriminación contra las mujeres defensoras de derechos humanos y los obstáculos que enfrentan se expresan de múltiples formas:

Ataques misóginos: Las mujeres que deciden romper con los roles tradicionales de género para exigir sus derechos y los de sus comunidades suelen enfrentarse a la desaprobación y estigmatización. Los ataques que padecen, a menudo a través de los medios de comunicación, giran en torno a los mismos estereotipos que las defensoras desafían a través de su trabajo. Suelen ser etiquetadas como «malas madres» o «putas», su orientación sexual es cuestionada, y pueden ser ridiculizadas por su apariencia física o por su supuesta falta de «feminidad».

Violencia basada en el género: las agresiones sexuales o las amenazas de violación y los ataques contra sus familia son dos tipos de agresiones específicas  contra  defensoras de derechos humanos. Estas agresiones son cometidas por las autoridades e instituciones del Estado así como por actores privados, como empresas pero también por sus propias familias, comunidades y organizaciones.

Falta de protección y acceso a la justicia: Cuando una mujer defensora de derechos humanos es agredida, es más probable que no cuente con el apoyo de su familia o comunidad y a veces, incluso la de su organización. Esto se debe a la persistencia de estereotipos de género que llevan a cuestionar y criticar el hecho de que las mujeres participen en la política y no se dediquen a tareas domésticas. Por otra parte, cuando una mujer defensora ha sido agredida y denuncia ante la justicia, es probable que se enfrente con autoridades que la re-victimicen y pongan en duda la validez de su testimonio y la gravedad de los hechos. Muchas de estas mujeres tampoco cuentan con los recursos necesarios para llevar a cabo acciones legales. Por otra parte, los mecanismos de protección existentes adolecen por lo general de un adecuado enfoque de género que tomaría en cuenta  la desigualdad, discriminación y exclusión que enfrentan las mujeres en la sociedad y propondría una respuesta eficaz para responder a sus necesidades y prioridades. Las medidas de protección suelen no ser  sensibles al género al no  tener en cuenta las situaciones particulares de las mujeres, como por ejemplo, su papel de cuidadoras en la familia.

Falta de recursos para las organizaciones de mujeres y apoyo a la participación de las defensoras en la vida política y pública: Las organizaciones de mujeres tienden a tener menos acceso a los recursos y menos apoyo político para la realización de su trabajo. Muchas mujeres defensoras no son reconocidas por su liderazgo y contribución -incluso en sus propias organizaciones, familias y comunidades y tienen que cargar, solas, con sus tareas domésticas y de cuidado mientras buscan tiempo para participar en actividades públicas o políticas.

Los impactos de la discriminación contra la mujer en la vida y la participación pública de las defensoras también son múltiples: aumentan los riesgos que enfrentan en el desempeño de su trabajo; afectan su salud, su vida, sus relaciones familiares y comunitarias; disminuyen su capacidad de aporte, afectándose así las organizaciones en las que participan y las causas por las que luchan. También inhiben que más mujeres ejerzan sus derechos políticos y contribuyan con su participación al desarrollo y la democracia de toda la sociedad. Estos impactos vulneran de manera especial a las mujeres defensoras que denuncian la violencia contra las mujeres, en particular en las zonas rurales o semi-urbanas, las que denuncian devastación ambiental por proyectos extractivos, las que trabajan por los derechos a la salud reproductiva, a las que son estigmatizadas socialmente por su etnia, discapacidad, edad o preferencia sexual y las que se encuentran en territorios en situación de guerra o con presencia militar o en territorios controlados por grupos del crimen organizado, entre otras. Esta discriminación también inhibe y desalienta a las mujeres agentes de cambio, pero que por miedo a represalias ni siquiera se atreven a identificarse como defensoras de derechos humanos.

A pesar de estos retos y de un contexto particularmente hostil, la comunidad internacional marcó un logro histórico cuando, en 2013, la Asamblea General de la ONU adoptó una resolución sobre la «Promoción de la Declaración sobre el Derecho y el Deber de los Individuos, los Grupos y las Instituciones de Promover y Proteger los Derechos Humanos y las Libertades Fundamentales Universalmente Reconocidos: protección de las defensoras de los derechos humanos» , que exige a los Estados miembros que adopten medidas concretas para eliminar la discriminación contra la mujer, tales como:

– Dejar de penalizar a las mujeres por su labor de transformación de la sociedad y de defensa de los derechos humanos y, por el contrario, generar disposiciones legislativas y administrativas internas que faciliten su trabajo.
– Desarrollar medidas para modificar los patrones socioculturales que están en la base de la violencia contra las mujeres y reconocer que el logro de la democracia y el desarrollo dependen de facilitar el progreso de la mujer mejorando su situación política, social, jurídica y económica.
– Desarrollar medidas necesarias para asegurar la protección de las defensoras que integren sistemáticamente una perspectiva de género para crear un entorno seguro y propicio para la defensa de los derechos humanos.

Esta resolución reconoce el papel indispensable que desempeñan las defensoras de derechos humanos en la sociedad y su necesidad de apoyo, protección y empoderamiento. Dado el contexto actual particularmente hostil, en el que el mismo término de “defensore/as de derechos humanos es cuestionado y aplastado en los foros internacionales, esta resolución fue un logro considerable.

Para conmemorar este año el Día Internacional de las Defensoras, exhortamos a los Estados Miembros, a los órganos de Naciones Unidas y a la sociedad en su conjunto a que combatamos la discriminación, reconociéndolas públicamente y  haciendo visibles todos los esfuerzos que las  defensoras despliegan individual y colectivamente para preservar la paz y lograr, la igualdad de género y el goce de los derechos humanos para todas y todos.. Instamos también a los Estados a que apoyen resueltamente las iniciativas que definan las propias defensoras y sus organizaciones y que garanticen un entorno propicio para su labor. Ante el creciente populismo y fundamentalismos así como los deplorables retrocesos en la agenda de derechos humanos de las mujeres, necesitamos más que nunca unir nuestras fuerzas para preservar el espacio democrático en el que las defensoras de derechos humanos representan un contra-poder esencial y una fuerza de acción colosal.

FIN

Fuente: ACNUDH

 

Referencias adicionales:

  • AWID, “Our right to safety: women human rights defenders’ holistic approach to protection” (March 2014)

__________

Resolución de la Asamblea General de Naciones Unidas 68/181 (2013).

 

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Revise el Índice Universal de Derechos Humanos: uhri.ohchr.org

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