4 de enero de 2018 – “En el fondo de mi mente algo me decía que aquello no estaba bien”, declaró a los periodistas Shelia Fedrick, azafata de Alaska Airlines. “Parecía que la chica había sido maltratada”.
La Sra. Fedrick estaba de servicio en un vuelo que cubría la ruta Seattle-San Francisco (Estados Unidos), cuando notó que subían a bordo un hombre mayor, elegantemente vestido, y una adolescente que, según explicó, “se veía desaliñada y trastornada”.
La azafata trató de hablar con la pareja, pero la joven guardó silencio y el hombre se puso a la defensiva. En ese momento la Sra. Fedrick decidió dejarle a la chica una nota en el lavabo y con toda discreción le indicó que fuera allí.
“La joven escribió en la nota que necesitaba ayuda”, dijo la Sra. Federick, que informó de inmediato al piloto. En el aeropuerto de San Francisco varios agentes de policía esperaron la llegada del vuelo y pudieron confirmar que la joven era una víctima de la trata de seres humanos.
La Sra. Fedrick, que ha desempeñado el puesto de azafata de vuelo durante más de diez años, afirmó que el incidente le trajo a la memoria su adiestramiento en la materia, aunque creía que tal vez hubiese visto a otras víctimas de la trata de personas sin llegar a percatarse plenamente de lo que ocurría.
“Si ves algo raro, habla del asunto”, dijo la azafata a los periodistas.
La trata de seres humanos está considerada como la tercera actividad ilegal más lucrativa del mundo, sólo superada por la venta ilícita de armas y de narcóticos, y su índole clandestina hace que sea difícil cuantificarla con precisión.
Hombres, mujeres y niños son reclutados, trasladados, albergados o recibidos mediante el empleo de la fuerza o el engaño para convertirlos luego en objetos de explotación en redes de prostitución, trabajo forzado, servidumbre doméstica o para extraerles sus órganos.
En 2017, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) calculó que unos 40,3 millones de personas estaban sometidas a trabajos forzados y formas modernas de esclavitud en el mundo entero. Por su parte la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC, por sus siglas en inglés) destacó en su Informe Mundial de 2016 que la mayoría de las víctimas de la trata de seres humanos, el 51 por ciento, eran mujeres.
Los esfuerzos internacionales para combatir la trata de seres humanos datan de hace al menos un siglo y en la actualidad se está operando un cambio fundamental en la forma de pensar de la comunidad internacional en lo relativo a esta actividad. Por ejemplo, el Departamento de Seguridad Nacional de los Estados Unidos señala que en el año fiscal 2017 su sección de inmigración y aduanas rescató o identificó a 518 víctimas.
En 2010, la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó un Plan de Acción Mundial para combatir la trata de personas en el que se pedía a los Estados que adoptaran planes nacionales para poner fin a esa actividad. Los organismos especializados de las Naciones Unidas también tienen una función en esta tarea: la Oficina del ACNUDH ha venido colaborando con la Organización de Aviación Civil Internacional (OACI) para elaborar directrices destinadas a las aerolíneas, a fin de que éstas adiestren al personal de cabina en la identificación y notificación de los casos de trata de personas.
“La tripulación de cabina está en una situación privilegiada para observar a los pasajeros durante cierto tiempo, lo que les permite usar su capacidad de observación para identificar a una posible víctima de la trata”, señala el documento. “Si los miembros del personal de cabina sospechan que están ante un caso de trata de personas a bordo del avión, es preciso que realicen una evaluación adecuada de la situación antes de empezar a responder al mismo”.
El compendio de directrices ofrece ejemplos de indicios que los miembros de la tripulación pueden usar para identificar a posibles víctimas. Entre otros, se mencionan las situaciones en las que un pasajero no tiene el control de su documentación o viaja con documentos de identidad falsos, cuando no conoce su destino final, cuando no se le permite hablar libremente o cuando no le permiten separarse durante el vuelo de su(s) acompañante(s).
Si el miembro de la tripulación cree que ha identificado a una presunta víctima, se recomienda que el personal de cabina aplique los procedimientos específicos, en función de si el avión está en el aire o se encuentra en tierra, y que proceda siempre con sumo cuidado para no poner en peligro a la víctima ni comprometer la seguridad de los demás pasajeros.
Fuente: ACNUDH
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