El 19 de agosto de 2003, un ataque terrorista contra la oficina de las Naciones Unidas en el Hotel Canal de Bagdad (Iraq) causó la muerte de 22 trabajadores de los equipos humanitarios de la Organización, entre los que se encontraba el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Sergio Vieira de Mello.
Trece años después, el personal de la Organización los recuerda durante una ceremonia celebrada en Ginebra para honrar su memoria.
“Esos colegas eran personas audaces y valientes”, afirmó el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Zeid Ra’ad Al Hussein. “A pesar del riesgo, dieron un paso al frente y pusieron sus múltiples talentos al servicio de los demás, para ayudar y hacerse portavoces de quienes eran víctimas de abusos e injusticias. Nuestros colegas acudieron allí para reparar esos agravios”.
En la ceremonia se rindió tributo a todos los colegas que perdieron la vida mientras realizaban tareas humanitarias. Además de los fallecidos en 2003, en Rwanda (1997) cinco personas fueron asesinadas en una emboscada mientras se desplazaban en vehículos de las Naciones Unidas; en Haití (2010), dos trabajadores de un equipo de derechos humanos perecieron víctimas del terremoto; en Afganistán un oficial de derechos humanos murió en 2011 durante un ataque a un campamento de las Naciones Unidas; y en 2015 otro oficial de derechos humanos fue asesinado por pistoleros que aún no han sido identificados.
La evocación de los caídos se realizó de manera individual durante la ceremonia. El Sr. Damianos Serefidis, oficial de derechos humanos, tocó un solo de violín titulado “In Memoriam”, una obra compuesta en homenaje a los fallecidos por Michael Wiener, otro funcionario del ACNUDH. Cada nota de la melodía representa una letra de los nombres de las víctimas.
A la ceremonia asistieron el Excmo. Sr. Mouayed Saleh, Embajador de Iraq, el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados, el Sr. Filippo Grandi, y la Sra. Annie Vieira de Mello, supervivientes de los ataques, así como amigos y familiares de los fallecidos.
“Iraq ha combatido el terrorismo durante los últimos 13 años, en representación de la comunidad internacional, a fin de acabar con esas bandas criminales”, dijo el Embajador Saleh. “Dios bendiga las almas de quienes cayeron en servicio de la humanidad y ponga fin a esos horribles crímenes”.
El Sr. Grandi hizo hincapié en la necesidad de actuar valerosamente, en particular cuando se presta asistencia humanitaria, e instó a todos a buscar ejemplos de fuerza y coraje en las vidas de quienes se sacrificaron en el cumplimiento del deber.
La Sra. Carole Ray, ayudante personal del actual Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, se encontraba trabajando en Bagdad en 2003. La Sra. Ray leyó en voz alta varios párrafos tomados de testimonios escritos por amigos de los fallecidos. Los asistentes guardaron un minuto de silencio y luego se depositó una ofrenda floral en honor de los caídos ante la estatua de Sergio Vieira de Mello.
“Nos afligen las pérdidas, pero seguimos adelante. Sabemos que hemos recibido el don de vivir el tiempo que a nuestros colegas les fue arrebatado. Por eso asumimos el cometido de continuar su generosa labor y con el mismo espíritu de valentía moral hacemos retroceder a las fuerzas de la injusticia y el caos, y contribuimos a instaurar la igualdad, la dignidad y el Estado de Derecho”, afirmó Zeid.
En 2008, la Asamblea General de las Naciones Unidas decidió que el 19 de agosto se conmemoraría el Día Mundial de la Asistencia Humanitaria, para recordar a quienes perdieron la vida mientras cumplían tareas humanitarias.
17 de agosto de 2016
Fuente: ACNUDH
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