Cada 10 de diciembre se celebra en todo el mundo el Día de los Derechos Humanos, en que conmemoramos un año más de la Declaración Universal, redactada en 1948 bajo la supervisión de Eleanor Roosevelt, ex primera dama de Estados Unidos.
Roosevelt, quien también fue activista, defensora de los derechos de las mujeres y de las personas afrodescendientes, explicaba que si bien los derechos humanos son universales, comienzan en pequeños lugares: En la casa, en los barrios, en las comunidades porque, en el fondo, lo que importa es la realidad que viven las personas.
Es muy importante la arquitectura del derecho internacional de los derechos humanos que se logró construir desde que se adoptó la Declaración Universal. Pero estos instrumentos no pueden quedarse en compromisos vacíos: Deben traducirse de forma concreta, en hacer de los derechos humanos un eje rector de todas las políticas de Estado, para que las dinámicas de la economía abandonen el cortoplacismo y evolucionen hacia una auténtica “economía de derechos humanos”, que priorice la calidad de vida antes de la especulación o el acaparamiento para beneficio de unos pocos.
En contextos latinoamericanos, como el de Paraguay, es fundamental reducir las brechas entre lo que dice la norma y la experiencia real de las personas. La realidad en ese sentido es dura: la región está entre las más desiguales del mundo.
No podemos admitir, como una realidad inamovible, que los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales, o el derecho al debido proceso frente a la justicia, dependan de la clase social. Las autoridades tienen el deber de avanzar en la implementación sustantiva –no solo formal– de las recomendaciones de los mecanismos internacionales de derechos humanos, para avanzar hacia una igualdad tangible, sin dejar a nadie atrás.
Para ello, es imprescindible fortalecer la participación. Escuchar las voces de la sociedad civil, incluso cuando critican la realidad o las acciones de quienes están en el poder. Las experiencias a nivel mundial demuestran que las personas y las organizaciones defensoras de derechos humanos defienden la libertad de expresión, las tierras y territorios indígenas y otros derechos, dando impulso a gran parte de las transformaciones.
En esta fecha ilustre, no solo celebramos el hito histórico que representa la Declaración Universal, sino también renovamos nuestro compromiso con los derechos humanos en Paraguay, para que dejen de ser un ideal y se conviertan en una realidad cotidiana para todas las personas. Desde la Chacarita hasta el Chaco, en especial para quienes se encuentran en mayor vulnerabilidad.
FIN
Artículo publicado el 10 de diciembre de 2024 en el diario Última Hora de Paraguay.
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