“Hace 21 años, en 2004, detienen a mi hijo por error. Y ahí conozco la cárcel”, dijo Andrea Casamento, defensora de derechos humanos, fundadora de la Asociación Civil de Familiares de Detenidos (ACiFaD), integrante de 2021 a 2024 del Subcomité de la ONU para la Prevención de la Tortura (SPT).
Casamento dijo que la realidad de la cárcel la interpeló para siempre.
“Empecé a darme cuenta la deshumanización, la falta de derechos y todas las dificultades por la que atravesaban, no sólo las personas privadas de libertad, sino también sus familias”, dijo.
Casamento participó recientemente en el Seminario Regional “Prevención y erradicación de la tortura en América Latina: diálogos entre el control internacional y la acción preventiva”, realizado en Buenos Aires, Argentina.
Allí compartió panel con referentes internacionales como Jorge Contesse (Comité contra la Tortura), Marco Feoli (Subcomité para la Prevención de la Tortura), Mercedes Reyes (Uruguay), Roberto Álvaro Guzmán (Bolivia) y Matthew McEvoy (Irlanda), entre otros. También participó Jan Jarab, Representante de ONU Derechos Humanos para América del Sur.
“Yo pensé que había una oficina pública donde las personas que tengan alguna persona privada de libertad se podían acercar para conocer el marco jurídico”, dijo Casamento.
Casamento tuvo que navegar múltiples incertidumbres, hasta que alguien le dijo “señora, ármese una ONG”.
“Armé sin querer una organización que ya lleva 20 años y desde ahí acompañamos a las familias de las personas que están privadas de libertad, pero también conocemos lo que pasa dentro de la cárcel,” dijo. “Esta organización fue creciendo y ahora tiene sedes en siete países [de América Latina] y en España”.
El recorrido de Casamento está retratado en la película “La mujer de la fila” (Benjamín Ávila, 2025), que muestra la realidad, a menudo invisible, de las mujeres que esperan fuera de las cárceles por sus seres queridos. Inspirada en su experiencia, la película lleva su historia — y las dificultades que enfrentan las familias de las personas privadas de libertad — a un público más amplio.

«Cada vez somos más las mujeres familiares que contamos una realidad que los Estados deben modificar y que indefectiblemente tiene que ser revisado»
— Andrea Casamento, defensora de derechos humanos argentina
Según ha documentado ONU Derechos Humanos, las condiciones en muchas cárceles latinoamericanas siguen siendo pésimas y hay una normalización en la población general de ello.
“Y eso está vinculado con las políticas punitivas y el punitivismo en la sociedad en general; con la convicción que los delincuentes se merecen lo peor”, dijo Jarab.
Para Jarab, la civilización, el humanismo de una sociedad se mide, entre otras cosas, en la calidad de su sistema penitenciario. “Porque [todos pueden tener] shopping centers bonitos pero la cárcel es lo que hace la diferencia”, dijo.
Estándares para el uso de la fuerza
En el encuentro también se presentó la versión en castellano del Manual de referencia sobre el uso de la fuerza y las armas de fuego por agentes del orden público, una herramienta desarrollada para orientar a las instituciones en la aplicación de estándares internacionales.
“El manual sobre el uso de la fuerza es un documento que en Omega Research Foundation estamos utilizando desde hace un tiempo”, dijo McEvoy. “Es un documento muy importante porque muchas veces [estos temas] pueden parecer muy abstractos, pero lo que hace este documento es que concretiza mucho y traducir este tipo de herramientas me parece fundamental”.
“Publicar este tipo de herramienta y compartirla con juezas, jueces, fiscales, defensores públicos, les permite empezar a hacer un cuestionamiento más crítico del actuar de las fuerzas de seguridad pública”, añadió.
Jarab subrayó que estos estándares también son esenciales en contextos de protesta y control policial.
“Hoy, por ejemplo, tenemos estándares más detallados sobre por ejemplo las así llamadas ‘armas menos letales’. Que, equivocadamente, muchas veces se consideran como ‘no letales’, pero que pueden ser letales si se utilizan de forma indebida.”
“Entonces, es muy importante que también el uso de estas armas menos letales no sea ni masivo, ni evidentemente inapropiado, como cuando por ejemplo se disparan los cartuchos lacrimógenos directamente contra la persona el uso deliberado para hacer sufrir a las personas podría ser calificado de tortura”, agregó Jarab.
Cárcel y tortura
El Representante de ONU Derechos Humanos en América del Sur advirtió que las malas condiciones carcelarias no sólo afectan a las personas detenidas, sino a toda la sociedad. Señaló que, en esas circunstancias, los programas de rehabilitación destinados a reducir la reincidencia difícilmente pueden funcionar, porque el encierro en condiciones inhumanas vuelve imposible cualquier proceso real de reinserción.
Casamento sostuvo que la tortura sigue siendo habitual en muchos países.
“Hay ciertas prácticas que ya no ocurren [pero] con el tema de la tortura hay que tener mucho cuidado porque se va como enmascarando”, añadió.
Según Feoli las reformas penales con enfoque de género y humanidad nos acercan a la posibilidad de encontrar soluciones en un ámbito tan delicado como la prisionalización femenina, por ejemplo, en una época que parece ser demasiado represiva.
Reyes, jueza de ejecución, dijo que una buena práctica en Uruguay son las visitas que los jueces de ejecución y vigilancia penal realizan semanal o mensualmente. “Es una forma de controlar y de vigilar justamente que no existan tratos crueles o torturas, que se respeten los derechos humanos y la dignidad de las personas”, dijo.
Guzmán añadió que el hacinamiento penitenciario es un problema grave que afecta de manera profunda los derechos humanos de las personas privadas de libertad, particularmente de las mujeres. El retraso en los sistemas de justicia penal incrementa el hacinamiento, dijo, y esto a su vez impacta gravemente otros derechos, como la salud, la educación, la vida familiar y el trabajo.
“Las políticas punitivas son contraproducentes porque causan condiciones de hacinamiento, condiciones degradantes, pero también facilitan el reclutamiento para el crimen organizado”, dijo Jarab.
Feoli dijo que, en términos de prevención de tortura, más allá de las formalidades, lo verdaderamente importante es el trabajo que se hace en cada país.
“Por eso es tan importante la independencia y la autonomía de estos órganos para verdaderamente ser útiles en términos de prevención de la tortura,” añadió.
Jarab dijo que, en muchos casos, las personas —particularmente las mujeres— son en realidad víctimas de hombres violentos que las obligan a cometer delitos, más que verdaderas perpetradoras.
El sistema universal de derechos humanos: una fuente de esperanza
Contesse explicó que la temática de la prevención de la tortura es muy relevante en el sistema universal y que muestra de ello es que se cuenta con dos mecanismos especializados para su prevención: el Comité contra la Tortura y el Subcomité para la Prevención de la Tortura. El Comité vigila el cumplimiento de la Convención contra la tortura y el Subcomité el del Protocolo facultativo de la Convención.
El trabajo del Comité y del Subcomité, dijo Contesse, se desconcentra y descentraliza en los mecanismos nacionales de prevención de la tortura que tienen los países que han ratificado un protocolo adicional.
“Y además de eso, en algunos casos como el de Argentina, mecanismos a nivel nacional que se descentralizan el mecanismo local, por lo tanto, lo que tienes es un trabajo que está en distintos estamentos y que se va descentralizando y se va haciendo cada vez más visible a medida que se va bajando de lo global a lo local”, añadió.
La prevención de la tortura depende de un compromiso renovado de los Estados con la Convención contra la Tortura y el trabajo de los mecanismos nacionales de prevención, dijo Contesse.
“La prohibición absoluta de la tortura debe traducirse en políticas, prácticas y culturas institucionales que hagan imposible su ocurrencia”, aseguró Jarab. “No basta con proclamar normas: debemos asegurar que sean vividas y aplicadas”.
ONU Derechos Humanos acompaña a los Estados y a los mecanismos nacionales en la adopción de estándares internacionales sobre el uso de la fuerza y la prevención de la tortura.
Para Casamento, si el sistema universal no existiera todo sería más difícil.
“Quizás parece que el sistema es lento porque uno quisiera soluciones ya, pero lo cierto es que habilita un marco que nos permite después en nuestros territorios avanzar en esa línea”, dijo Casamento. “Es como un paraguas. Los órganos de tratado y las distintas oficinas [de ONU Derechos Humanos] nos vienen a tirar un salvavidas cada uno de los países, eso es muy valioso”.
21 de noviembre de 2025
Fuente: ONU Derechos Humanos