«Hemos de permanecer juntas. Necesitamos hacer oir nuestras voces aun más alto.»
Editar Ochieng es una activista keniana que lucha por los derechos de supervivientes de violencia sexual en Kibera, Kenia. Como fundadora y líder del Feminist for Peace Rights and Justice Centre, su voz pertenece a una de las numerosas mujeres que lideran la lucha colectiva por los derechos de mujeres y niñas en un mundo que aun sufre los efectos de la pandemia de COVID-19.
Una campaña pública de Derechos Humanos de las Naciones Unidas, #IStandWithHer, comparte ahora las demandas de mujeres líderes para un mundo mejor post COVID-19.
Los altos índices de violencia sexual y doméstica han supuesto una consecuencia trágica de los efectos de los confinamientos prolongados y las dificultades económicas y familiares resultantes de estos.
La pandemia ha provocado una cadena de efectos negativos para las mujeres, en especial para aquellas que pertenecen a grupos marginados o discriminados, ya que se encuentran entre los más afectados.
Las mujeres han tenido que asumir responsabilidades adicionales de trabajo doméstico y de cuidado, su sustento económico ha sufrido serias amenazas, y a menudo encuentran mayores dificultades y obstáculos a la hora de acceder a asistencia sanitaria.
Al mismo tiempo, las mujeres y las niñas siguen estando en gran medida excluidas de los esfuerzos de recuperación y toma de decisiones ante la COVID-19. Por ejemplo, una encuesta realizada en 30 países a grupos de trabajo y comités para la COVID-19 demostró que, de media, solamente una cuarta parte de sus miembros eran mujeres.
Aun así, las voces de las mujeres y las niñas son fundamentales para exponer las cuestiones de derechos humanos que la pandemia está agravando. Su liderazgo es clave para ayudarnos a conseguir un mundo post COVID-19 que sea más equitativo, más justo y más inclusivo.
Para recuperarnos mejor, necesitamos de más mujeres que nos guíen
«Para poder responder a los desafíos de hoy en día necesitamos de modelos sociales y económicos basados en la inclusión, no en la exclusión. Las mujeres en toda su diversidad suponen una fuerza increíble de cambio a todos los niveles,» afirma Veronica Birga, Jefa de la Sección de Mujeres y Cuestiones de Género de Derechos Humanos de las Naciones Unidas. “Hoy en día, su liderazgo es fundamental si queremos pasar página y avanzar hacia una sociedad más justa y sostenible.»
A finales de 2020, solamente 21 países contaban con una mujer como Jefa de Estado o de Gobierno y la proporción de mujeres que ocupaban puestos de alta dirección era de solo un 29 por ciento.
Los obstáculos para el liderazgo de las mujeres son numerosos y estos incluyen estereotipos negativos sobre sus funciones y capacidades. A pesar de esto, de forma repetida, e incluso durante la pandemia, las mujeres han demostrado una capacidad extraordinaria para liderar, ser decisivas, estar informadas y mostrar compasión además de proporcionar respuestas efectivas.
«Cuando hacemos uso del talento de toda la población, cuando tenemos mujeres, en toda su diversidad, ocupando papeles importantes de liderazgo, vemos una transformación para mejor, no solo para las mujeres y las niñas, sino para todo el conjunto de la sociedad,» continúa Birga.
Tras la pandemia: una gran oportunidad para el cambio
La solidaridad y el poder colectivo demostrado por líderes femeninos a la hora de abordar las numerosas complicaciones en materia de derechos humanos que han surgido a raíz de la pandemia ya ha contribuido a producir un cambio sostenido real y positivo.
Varias mujeres jefes de Estado han sido ampliamente reconocidas por sus esfuerzos para combatir el virus y sus efectos en sus respectivos países.
Con su posición más cerca de la primera línea, las mujeres líderes de movimientos por la justicia social y de organizaciones de la sociedad civil están prestando su ayuda a comunidades vulnerables, que incluyen a víctimas de violencia doméstica y sexual.
Están garantizando el acceso a asistencia sanitaria para aquellas que quizás no la tengan así como la continuidad de servicios esenciales que solo son necesarios para las mujeres.
Están luchando por obtener mejores derechos para las trabajadoras domésticas.
Están centrando la atención en la discriminación y la necesidad de justicia.
A un nivel más amplio, las mujeres líderes continúan con su lucha por la justicia climática para ayudar a proteger al planeta de los efectos devastadores de futuras crisis parecidas.
Para Editar Ochieng, un mundo mejor tras la COVID-19 es posible. Pero es necesario que alcemos la voz, explica ella, y también necesitamos de espacios seguros donde las mujeres puedan reunirse y movilizarse por el cambio.
En el mundo ideal de Editar, «las mujeres disfrutarán de sus derechos humanos, las mujeres serán respetadas a pesar de su sexualidad, las mujeres serán respetadas a pesar de su clase, y las mujeres serán respetadas a pesar de su origen.»
«Nos privaron de nuestro poder,» explica. «Pero venimos a reclamarlo.»
Le pedimos que se una a nosotros para celebrar y reconocer los logros conseguidos por las mujeres que ocupan puestos de liderazgo.
Vea nuestra campaña y vea nuestras historias inspiradoras de mujeres que llevan la iniciativa en la lucha por los derechos de las mujeres y las niñas en un mundo post COVID-19.
Comparta sus propias historias de mujeres líderes que le han inspirado y que se han posicionado para mejorar los derechos humanos para las mujeres y niñas, usando el hashtag #IStandWithHer.
Y además, añada su foto a uno de nuestros filtros del Día Internacional de la Mujer y compártalo en las redes sociales.
3 de marzo de 2021
Fuente: ONU Derechos Humanos
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