Al filo de la medianoche, un grupo de pistoleros penetró violentamente por la puerta de la cocina, irrumpió en el dormitorio de Berta Cáceres y acabó a tiros con la vida de esta hondureña, defensora de derechos humanos y activista medioambiental.
Durante varios años antes de su asesinato, ocurrido en marzo de 2016, la Sra. Cáceres había recibido amenazas de muerte a causa de las campañas que dirigía para proteger el territorio de su comunidad, los indígenas de la etnia lenca, de las actividades de empresas forestales, poderosos terratenientes, planes de urbanización e incluso de uno de los mayores proyectos de construcción de un complejo hidroeléctrico en América Central.
Al expresar su preocupación por la seguridad de la Sra. Cáceres, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos había pedido al gobierno de Honduras que tomara medidas para protegerla. “Las represalias, amenazas y ejecuciones, así como la criminalización de los defensores de derechos humanos, forman parte de una tendencia a la prolongación de graves abusos que, conjuntamente con otros métodos más refinados que aplican los Estados, tratan de reducir la eficacia y la libertad de los defensores de derechos humanos”, declaró James Cavallaro, Presidente de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, en un taller celebrado recientemente en Ginebra bajo los auspicios del ACNUDH.
El acoso y la violencia contra los defensores de derechos humanos forman parte de una inquietante tendencia mundial, afirmó el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Zeid Ra’ad Al Hussein, ante expertos de las Naciones Unidas, miembros de cortes regionales de derechos humanos y representantes de la sociedad civil que participaron en el taller.
“Estamos aquí para defender a los defensores”, dijo el Alto Comisionado. “En todas las regiones del mundo, se limitan, silencian o eliminan las voces que representan a la sociedad civil”.
El Alto Comisionado pidió que se aumentara la colaboración entre las Naciones Unidas y los órganos regionales de derechos humanos a fin de promover la participación de la sociedad civil en los mecanismos internacionales de derechos humanos y la formulación de políticas al respecto.
En los debates que tuvieron lugar durante el taller se hizo hincapié en que los Estados tienen la responsabilidad de proteger a los agentes de la sociedad civil, de conformidad con las obligaciones internacionales de derechos humanos, y se insistió también en que cuando los agentes de la sociedad civil son objeto de amenazas, agresiones o incluso corren el riesgo de ser asesinados, la comunidad internacional tiene la responsabilidad de apoyarlos y protegerlos .
El Sr. Cavallaro instó a los órganos regionales de derechos humanos y al sistema de las Naciones Unidas a que organicen dispositivos conjuntos de alerta temprana y realicen audiencias públicas mixtas en apoyo de los activistas de derechos humanos. “Mientras más unificado sea nuestro mensaje, más difícil resultará atacar a los defensores de derechos humanos”, afirmó.
En una declaración dada a conocer recientemente, el Relator Especial de las Naciones Unidas sobre la situación de los defensores de derechos humanos, Michel Forst, expresó su preocupación ante la investigación judicial del asesinato de la Sra. Cáceres, tras conocerse que al juez encargado del caso le habían robado a punta de pistola el expediente original de la causa.
“Insto al gobierno de Honduras a que acepte la creación de la comisión de expertos independiente propuesta por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos para colaborar en la investigación del asesinato de Berta Cáceres”, declaró Forst.
Los activistas que defienden las causas medioambientales, así como los derechos del colectivo LGBT y de otras minorías, son particularmente vulnerables a las agresiones, dijo Hassan Shire, director de la organización Defend Defenders, una red regional de ONG que defiende a los activistas de derechos humanos de África Oriental y la región del Cuerno de África. El Sr. Shire insistió en la importancia de crear “polos de solidaridad” a fin de mejorar la protección de los activistas de derechos humanos. Él mismo tuvo que huir de su país natal, Somalia, en 2001, después de que una bomba estallara en su oficina de derechos humanos.
“Los defensores de derechos humanos que actúan aisladamente son mucho más vulnerables”, afirmó el Sr. Shire. Su red trata de fomentar la solidaridad entre los grupos de activistas, sensibilizar acerca de los mecanismos regionales e internacionales de derechos humanos y aumentar el acceso de los defensores al apoyo y la protección.
“Los activistas que se atreven a hablar con franqueza a las autoridades han de estar protegidos y deben tener acceso a los recursos que puedan facilitar su labor”, añadió el Sr. Shire.
Los participantes en el taller se comprometieron a colaborar para lograr que los Estados rindan cuentas de las violaciones cometidas contra los activistas de derechos humanos, comprendidas las restricciones de las libertades fundamentales de reunión pacífica y la penalización de los activistas que se esfuerzan en promover y proteger los derechos humanos.
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