«La desaparición forzada no es un asunto del pasado. Es una violación de derechos humanos continua, que persiste mientras no se aclare el paradero de las víctimas.
En América del Sur, se desconoce la suerte de miles de personas detenidas por agentes del Estado durante las dictaduras militares de los años 70 y 80. Los pactos de silencio entre perpetradores, algunos amparados por ley, siguen siendo un obstáculo para el esclarecimiento de los hechos.
Las leyes de amnistía también han sido una traba para la verdad y la justicia. Este manto de impunidad se fortalece con los intentos, en varios países, de liberar a los pocos perpetradores condenados –generalmente en razón de su avanzada edad-, sin considerar la gravedad de los delitos ni si han colaborado en las investigaciones.
Pero la desaparición forzada tampoco es un asunto del pasado ni propio de las dictaduras. También puede ocurrir en las democracias actuales, sobre todo en la actuación policial. Por ello, los Estados deben redoblar sus esfuerzos para prevenir y erradicar la desaparición forzada, tipificándola como delito y desmantelando las estructuras que perpetúan la impunidad.
Como cada 30 de agosto, recordemos a las víctimas de desapariciones forzadas y apoyemos la lucha de sus familiares y organizaciones que día a día interpelan a los Estados con una pregunta: dónde están. Su búsqueda incansable es también un anhelo de verdad, justicia y reparación para toda la sociedad.«
Jan Jarab, Representante para América del Sur
Descarga la Convención Internacional para la protección de todas las personas contra las desapariciones forzadas:
https://acnudh.org/wp-content/uploads/2014/10/newCoreTreatiessp-1-nuevos.53-76.pdf
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