30 de agosto de 2022 – En su despedida como Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet cuenta los momentos más difíciles por los que ha pasado, explica la tensión entre las fuerzas contrarias y favorables a las libertades y derechos fundamentales, y estima que su logro más grande ha sido contribuir al reconocimiento del derecho a un medio ambiente sano y limpio como un derecho universal.
Michelle Bachelet termina su mandato como Alta Comisionada para los Derechos Humanos este miércoles 31 de agosto. Antes de marcharse, habló en profundidad con Noticias ONU acerca de su experiencia al frente de ese cargo durante los últimos cuatro años.
ONU Noticias: Cuando llegó a este puesto, ya advirtió que la tarea de velar por los derechos humanos no se acaba nunca. Ahora que se marcha, ¿qué ha logrado y que se ha quedado sin resolver?
Michele Bachelet: Esta es una tarea que nunca termina porque, aunque haya muchos avances, puede haber tentaciones de no siempre proteger los derechos humanos y, por lo tanto, queda mucho por hacer y probablemente mucho que no logramos terminar. Pero así es, esa es la tarea. Es como una carrera de relevos, donde uno le pasa el relevo al otro. En general en Naciones Unidas siempre es así, uno construye sobre lo que ya el otro construyó.
Sin embargo, siendo eso cierto, hay cosas que se lograron y yo creo que una cosa importante es el acuerdo de que el derecho a un ambiente limpio, sostenible es un derecho humano. Esto fue algo promovido por la sociedad civil, luego empujado fuertemente por la oficina del Alto Comisionado con la Organización Mundial de la Salud, y después se produjo un acuerdo en el Consejo de Derechos Humanos, que fue llevado a la Asamblea General, que recientemente hace poco aprobó esto por gran mayoría.
Esto es una tremenda noticia, porque eso significa que si los Estados hacen y llevan adelante la resolución a la cual se han comprometido, va a significar que, junto al Acuerdo de París, tomemos una acción más decidida para enfrentar este asunto, que va a ser la crisis más grave para la humanidad.OHCHR/Anthony Headley. Bachelet se reunió con la defensora del medio ambiente Greta Thunberg durante la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático que se celebró en Madrid en 2019.
Prisionera de la esperanza
ONU Noticias: En estos cuatro años los derechos humanos han pasado por duras pruebas, desde pandemias de las que no teníamos recuerdo hasta nuevas e inesperadas guerras, pasando por recortes de los derechos de las mujeres en distintos países y por gobiernos democráticos que han tenido que hacer frente a intentos autoritarios. ¿Cree que estamos en una época de involución?
Michelle Bachelet: Estamos en una época en que (…) se ha demostrado que ciertos conceptos que creíamos que estaban incorporados en el ADN del mundo, no lo están.
Y eso significa que en algunos casos ha habido intentos fuertes por hacer retroceder los derecho de las mujeres, por no reconocer los derechos de la diversidad sexual, por restringir el espacio civil y político; por ejemplo, algunos gobiernos usaron la pandemia (…) para restringir la libertad de prensa, la libertad de expresión o se han incorporado proyectos de ley también para supuestamente atacar el terrorismo, aunque finalmente permiten coartar a la disidencia política.
Pero, al mismo tiempo, también hemos visto a los jóvenes marchando y protestando por el cambio climático; a las mujeres marchando contra el acoso sexual y la violencia contra la mujer; a mucha gente, no solo la afrodescendiente, marchando contra el racismo y tomando medidas bien importantes a este respecto.
Entonces es cierto, en algunos ámbitos ha habido un retroceso o ha sido más difícil avanzar, pero en otros ha habido avances. Por eso digo siempre, y uso una frase del arzobispo Desmond Tutu, que soy una prisionera de la esperanza, porque yo creo que uno no puede rendirse.
También creo que es importante reconocer aquellos países que han hecho importantes aportes (a la lucha por los derechos humanos). Por ejemplo, hoy día 170 países en el mundo han abolido la pena de muerte o le han puesto una moratoria; es decir, no la están ejecutando, y hay varios otros que han anunciado que van a abolirla. Esto, comparado con lo que teníamos atrás, es un fuerte impulso.
Y también creo que hay más conciencia del racismo sistémico y la necesidad de hacerse cargo de aquello con nuevas leyes, nuevas políticas, con educación que permita hacerse cargo de estos lastres, de esta herencia del colonialismo que aún nos pesa.
ONU Noticias: ¿Cuáles han sido los momentos personales más duros de su mandato?
Michelle Bachelet: Distintos momentos. Muchas veces cuando uno tiene que enfrentarse a un caso específico, cuando uno viaja al terreno y conversa con personas…
Por ejemplo, estuve hace poquito en Cox Bazar, en Bangladesh, hablando con los refugiados que nos decían: ustedes pueden ayudarnos a que nos repatrien, porque queremos volver. Nos sentimos que acá somos una generación perdida, y allá queremos volver a contribuir a la sociedad. Lo duro es no tener nada que ofrecerles, porque Myanmar está hoy día en una situación que no podemos garantizar ese regreso. Y eso lo podría multiplicar por muchas visitas a distintos lados.
Por otro lado, también lo que nos afectó a todos, inclusive adentro de la Oficina, fue la pandemia del COVID-19, porque tuvimos que aprender a adaptar nuestra forma de trabajo, la relación con la familia, la falta de socialización; y el tener que enfrentar también los efectos, no solo el riesgo, ya que muchos perdieron seres queridos.
Y también ver cómo las desigualdades en el mundo se expresaban frente a cómo responder a una pandemia tan grave, sobre todo en sus inicios (…), el hecho de la falta de acceso a la vacuna, el que los países ricos puedan tener acceso y los otros países no. Eso nos generó mucha frustración, mucho dolor…
Pero a la vez, (hubo) mucha creatividad y empezamos a generar una serie de guías para orientar a los países a cómo responder y enfrentar las distintos temáticas vinculadas al COVID.
O sea, que siempre hay momentos duros, pero finalmente, -y yo sé que esto es una frase muy usada y manida, pero es verdad-, las crisis también abren oportunidades, y aprendimos una serie de cosas que creo que también nos van a servir para el futuro.OHCHR/Anthony Headley. Bachelet durante una visita a Burkina Fasso.
Inestabilidad política en América Latina
Noticias ONU: Y en nuestra región, en América Latina, ¿cuál es el panorama de los derechos humanos en este momento?
Michelle Bachelet: América Latina no ha estado exenta de esto mismo que yo mencionaba (…) Es una región que, desde antes del COVID, ya estaba molesta, no estaba contenta con los sistemas, ni políticos ni económicos.
Pero luego vino el COVID y todos los avances que se habían logrado en América Latina retroceden fuertemente: crecen la pobreza y el desempleo, y además queda al descubierto la economía informal.
Todo eso ha significado, finalmente, el no poder asegurar derechos sociales y económicos adecuados para la gente…
Además, en algunas partes (el COVID-19) también fue usado como excusa para disminuir los derechos civiles y políticos, y también para acosar o a los periodistas y a los defensores de derechos humanos. Y en muchas partes también, cuando hubo una reacción fuerte de la población, lamentablemente en vez de dialogar con ella, algunos gobiernos hicieron un uso excesivo de la fuerza, violando también los derechos políticos y civiles.
Ahora me preocupa lo que está por delante, porque las región está viviendo los efectos (de la guerra de Ucrania). Muchos países son altamente importadores de grano, de bencinas, de fuentes energía, de fertilizante, o de otros alimentos. Y la guerra ha significado una alza de la inflación en la mayoría de los países, por lo cual el mismo salario tiene una menor capacidad adquisitiva.
Por lo tanto, yo diría que lo que espero para la región es que, a menos que los gobiernos hagan lo que tienen que hacer, que es establecer esquemas de protección social para apoyar a los más vulnerables, (…) vamos a tener un clima de inestabilidad social y política en una región que va a tener algunas elecciones este año.OHCHR/Anthony Headley. Bachelet durante su visida a Bunia en la República Democrática del Congo.
No hay una respuesta única a los derechos humanos
Noticias ONU: ¿Su predecesor, Zeid Ra’ad al-Hussein, dijo cuando acabó su mandato que prefería haber errado por haber hablado que por haberse quedado en silencio? ¿Ha tenido usted que callar muchas veces o ha tenido libertad para decirlo todo?
Michelle Bachelet: No hay una respuesta única para los distintos problemas de derechos humanos en el mundo. Hay problemas de derechos humanos en países desarrollados y hay otros problemas de derechos humanos en países subdesarrollados. Y hay distintos tipos y distinta gravedad de situaciones. Por lo tanto, es cierto, que uno tiene que hablar y hablar fuerte muchas veces. Pero también es cierto que cada vez que uno quiera asegurar que los derechos humanos van a ser respetados, tiene que analizar qué es lo que funciona mejor. Porque en verdad que es súper fácil hablar y hablar fuerte y sacar aplausos por todos lados, pero a veces eso no sirve para nada. Otras veces hay que hablar de todas de maneras, aunque no haya ningún resultado, porque es indispensable o porque uno quiere evitar que ejecuten a alguien; o porque uno quiere lograr que la gente, por ejemplo, en Myanmar, sepa que no han sido abandonados, o en Afganistán, que las mujeres sepan que no han sido abandonadas por la comunidad internacional. Por lo tanto, aunque uno sepa que decir ciertas cosas no van a tener ningún resultado, uno lo hace. Pero otras veces hay otras estrategias que pueden ser mejores.
Yo creo que lo que es inteligente es hacer lo justo, lo correcto, pero también lo que es inteligente es lo que puede dar resultado.
Y no me he sentido nunca presionada para callarme. Lo que sí, siempre he decidido que yo puedo decidir lo que creo que hay que decir o no y en eso también he tenido la libertad.
Noticias ONU: Algún consejo o recomendación para su sucesor…
Michelle Bachelet: Este es un área extremadamente compleja, donde no hay una respuesta típica para tantas situaciones tan diversas. Claro, hay un marco de principios y valores que es el mismo, pero hay situaciones y situaciones. No todos los países tienen los mismos problemas, no todos los países tienen la misma tradición ni la capacidad política. Y, por lo tanto, yo creo que una de mis recomendaciones es que hay que siempre estar disponible al diálogo, a involucrar a todos los actores que son importantes, sean los gobiernos, la sociedad civil, el sector privado, la academia, las universidades para enfrentar desafíos que son muy, muy complejos, que muchos de ellos además se interrelacionan.
Yo espero tener la oportunidad para conversar con mi sucesor o sucesora y contarle las experiencias que a veces uno no conoce antes de llegar acá, las lecciones aprendidas y también darles mi teléfono en caso de que tengan alguna necesidad.
Fuente: Noticias ONU
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