Los derechos humanos están profundamente entrelazados con nuestra vida cotidiana.
Nuestros derechos son tan esenciales para nosotros que quizá sólo somos conscientes de ellos cuando nos los arrebatan.
Tienen que ver con que los niños puedan desayunar bien antes de ir a la escuela, y con que una mujer se sienta segura al caminar sola a casa por la noche.
Tienen que ver con el apoyo social para un hombre mayor que ha enfermado.
Y con que un estudiante con discapacidad sea tratado de manera justa al postular a un empleo.
Tienen que ver con que una activista por los derechos de las personas LGBTI pueda reunirse con quienes defienden el respeto y la dignidad.
Y tienen que ver con la justicia para reos que han sido torturados en una zona de guerra.
Los derechos humanos empoderan a las personas para superar el sometimiento y la opresión.
Sin importar quiénes seamos, dónde vivamos o qué hagamos, todas las personas deseamos lo mismo: seguridad, dignidad y libertad.
Muchos de los movimientos sociales actuales están impulsados por estos valores. En particular, las y los jóvenes que están decididas a desmantelar el muro de la injusticia.
Con ello, están escribiendo el capítulo más reciente de la lucha por la libertad, igualdad y la dignidad que comenzó hace siglos.
Esa lucha contra el colonialismo, el racismo, el sexismo y todas las formas de discriminación sentó las bases de los derechos humanos a nivel internacional.
Tras los horrores de dos guerras mundiales, el Holocausto y el colapso económico global, estos principios fueron plasmados en la Declaración Universal que conmemoramos hoy.
Nuestros derechos nos conectan a todas y todos.
Y tal como el agua que nutre las raíces de un árbol, los derechos son esenciales para la humanidad.
Porque cuando a una raíz se le niega el agua, todo el árbol sufre.
Las acciones en contra los derechos humanos en una parte del mundo o contra un grupo de personas, nos perjudican a todos y a todas.
Nuestras vidas están profundamente entrelazadas.
Algunos de los países más pobres del mundo se están hundiendo en el mar debido a las altísimas emisiones de carbono de las economías desarrolladas.
La batería de tu celular podría depender del trabajo de un niño en una mina de cobalto.
Todas y todos debemos proteger los derechos humanos de todas las personas, movilizándonos e inspirándonos mutuamente, desde los tribunales hasta las calles, pasando por las urnas.
Porque los derechos humanos también ofrecen soluciones. Son nuestra brújula en tiempos turbulentos: nos guían y nos dan estabilidad en medio de la incertidumbre.
Cada uno de ustedes tiene el poder de impulsar el cambio.
En sus escuelas, lugares de trabajo y en las redes sociales: denuncien la injusticia y defiendan un discurso libre, abierto y civil.
Y exijan a sus líderes que respeten todos los derechos humanos de todas las personas.
En el Día de los Derechos Humanos y todos los días, defendamos lo que es esencial para todos nosotros.
Fuente: ONU Derechos Humanos