Declaración de Amerigo Incalcaterra,
Representante Regional para América del Sur del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (ACNUDH),
en ocasión de la presentación del informe final de la Comisión Nacional de la Verdad de Brasil
17 de diciembre de 2014
“La presentación pública del informe final de la Comisión Nacional de la Verdad marcó un momento de definición en la historia de Brasil y constituyó un paso definitivo hacia alcanzar la verdad, justicia y reparación para las víctimas de graves y sistemáticas violaciones de derechos humanos cometidas entre 1946 y 1985, incluyendo la dictadura militar de 1964-1985.
Felicito al Estado y a la sociedad brasileña, así como al gobierno brasileño, a la Comisión Nacional de la Verdad y especialmente a los individuos que testificaron ante ella y entregaron información, haciendo posible así el informe.
Garantizar el derecho de las víctimas, sus familias y toda la sociedad brasileña de conocer la verdad sobre las graves violaciones a los derechos humanos es la forma más efectiva de curar las heridas del pasado y sentar las bases de una buena gobernanza en una sociedad democrática. Sin embargo, ello no es suficiente para que se reconozca la verdad. Los hechos establecidos por la Comisión de la Verdad deberían servir como sustento para lidiar con los procesos de reconciliación, además de asegurar la rendición de cuentas. Esto no es tarea fácil y representa un desafío para el Poder Judicial, pero es una obligación ineludible para el Estado.
Las amnistías no deben existir en casos de crímenes de lesa humanidad. Las leyes de amnistía, especialmente en casos de graves violaciones de derechos humanos, son claramente incompatibles con el derecho internacional de los derechos humanos y deben ser expresamente rechazadas. Y su aplicación no debe ser dejada a la discreción de un juez o tribunal.
El impacto que tendrá el trabajo de la Comisión tendrá en las vidas de tantas víctimas, sus familiares y, de hecho, de todos los brasileños y brasileñas, es enorme. Llamamos al Estado de Brasil a adoptar las recomendaciones de la Comisión como una hoja de ruta para garantizar la no repetición de tales atrocidades.
Recomendamos al Estado brasileño establecer un órgano permanente encargado de continuar el trabajo de la Comisión de la Verdad en busca de la verdad sobre otras violaciones que pueden no haber sido denunciadas a la Comisión, y dar seguimiento a la implementación de sus recomendaciones.
Si no son enfrentadas, las violaciones del pasado continuarán en el presente. Las recomendaciones del informe pueden y deben ser vistas como una oportunidad para enfrentar las violaciones a los derechos humanos de hoy adoptando todas las reformas institucionales y normativas relevantes. Este informe no es un fin en sí mismo: es solo el inicio de una nueva etapa de trabajo por los derechos humanos en Brasil.
Estoy comprometido en apoyar a Brasil en esta importante tarea, y pongo mi Oficina a total disposición de trabajar juntos por alcanzar este objetivo”.
FIN
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