En 2011, la Organización de Naciones Unidas instauró el 30 de agosto como el Día Internacional de las Víctimas de Desapariciones Forzadas.
Esta iniciativa de la Asamblea General se enmarcó en la Convención Internacional para la protección de todas las personas contra las desapariciones forzadas, ratificada por el país en 2009.
Al mismo tiempo, desde 2006, en Chile se conmemora el día de las personas detenidas desaparecidas, como un aporte a la memoria histórica y al reconocimiento a las víctimas y a sus familiares.
A pocos días de conmemorarse los 50 años del Golpe de Estado, la necesidad de memoria, verdad, justicia y reparación se mantiene. Las cifras oficiales hablan de más de 1.000 personas de las que aún no se sabe dónde están o qué ocurrió con ellas.
Estas desapariciones forzadas, así como otros tipos de violaciones masivas y sistemáticas de derechos humanos registradas a partir del 11 de septiembre de 1973, dejaron heridas profundas a nivel individual, familiar, social y también político, heridas que solo podrán cicatrizar si se avanza en políticas y acciones concretas.
En este día de recuerdo y homenaje a las víctimas de desapariciones forzadas y sus familias, es importante reiterar la necesidad de establecer una política activa de avance en verdad, justicia, reparación, memoria y garantías de no repetición, así como reconocer los esfuerzos de la justicia por aclarar los crímenes y avanzar con celeridad en las investigaciones pendientes.
Chile, en tanto Estado moderno y democrático, tiene las condiciones para avanzar decididamente en todos los pilares de la justicia transicional, haciendo los ajustes legales y administrativos que se requieran para asegurar el llamado común al “nunca más”.
En ese sentido, saludamos el plan de búsqueda de personas desaparecidas que, según se ha anunciado, fue diseñado en base a un proceso participativo y que el gobierno presentará durante esta jornada. Reconocemos la importancia de incluir iniciativas sobre el acceso a toda la información relevante, así como abrir espacios para la colaboración de toda la sociedad, incluyendo a quienes cometieron delitos, así como a familiares de las víctimas.
Las heridas del pasado, en tanto no se curan, son asunto del presente.
Priorizar la verdad, la justicia, la reparación y las medidas de no repetición permitirá también avanzar en una convivencia pacífica, asumiendo que podemos tener consensos y disensos, mientras el compromiso de todos y todas sea con el fortalecimiento y protección irrestricta de la democracia y los derechos humanos.
Como ONU Chile estamos a disposición del Estado para apoyar en lo que requiera para este fin.
Artículo publicado el 30 de agosto de 2023 en el diario La Tercera de Chile.
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