“La promoción y protección de los derechos humanos: Aplicación y seguimiento exhaustivo de la Declaración y Programa de Acción de Viena”
Discurso de la Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet
Punto 74 del orden del día de la Tercera Comisión: Promoción y protección de derechos humanos
15 de octubre de 2018
Distinguido Presidente,
Excelencias,
Colegas:
He tenido el honor de acceder al cargo de Alta Comisionada para los Derechos Humanos en este momento clave de la historia. Coordinaré la labor del ACNUDH en el momento en que la Oficina inicia su nuevo ciclo de programación, de 2018 a 2021.
Esta es una etapa de pruebas para los principios y las instituciones de las Naciones Unidas. Hay un desgaste del multilateralismo y, con él, de las normas y los valores que sostienen el compromiso mundial con la igualdad y la dignidad humanas.
Yo mantengo un compromiso profundo con la labor de mi Oficina, orientada a sostener esos valores, en el marco de las instituciones multilaterales que preservan el diálogo y la colaboración entre los Estados.
Debemos velar por que los derechos humanos –todos los derechos humanos- sigan siendo un eje central del multilateralismo y el cimiento de las Naciones Unidas. Si no lo logramos, todos los pilares del sistema podrían tambalearse.
Podemos alcanzar un grado más sostenible de paz, seguridad y desarrollo, pero sólo si avanzamos en pos de más justicia e igualdad.
Los derechos humanos se apoyan mutuamente hasta formar una base firme e interconectada que permite construir sociedades sólidas. Los derechos económicos, sociales y culturales, así como el derecho al desarrollo, contribuyen a reducir el desánimo, los agravios y el extremismo violento. Los derechos civiles y políticos, y las medidas para promover la igualdad, impulsan un desarrollo económico poderoso y sostenible, al que cada miembro de la sociedad puede contribuir plenamente.
Hay muchas opiniones legítimas sobre la mejor manera de alcanzar esas metas comunes, pero sólo existe una vía para avanzar en su consecución: el trabajo mancomunado y cooperativo.
Los Estados Miembros son los actores primordiales en la aplicación de los derechos humanos y en la salvaguarda del multilateralismo que se apoya en esos derechos. La vocación fundamental de la Oficina que dirijo consiste en asistir a los Estados Miembros, al sistema de las Naciones Unidas y a la sociedad civil para proteger, respetar y hacer realidad los derechos humanos.
Yo estoy profundamente comprometida con la tarea de garantizar nuestra colaboración con los Estados Miembros y otros interesados –organismos de las Naciones Unidas, agentes regionales e intergubernamentales, miembros de la sociedad civil y del sector privado.
El diálogo constante, franco y constructivo puede aproximar las opiniones divergentes y ayudarnos a lograr los cambios sistémicos que nos permitan avanzar en el fomento del respeto a los derechos humanos, la paz sostenible y el desarrollo. Y en este año en el que conmemoramos el 70 aniversario de la Declaración Universal de Derechos Humanos, creo que es imprescindible examinar más exhaustivamente de qué manera los Estados Miembros y el sistema de las Naciones Unidas en su conjunto pueden aprovechar plenamente el potencial que ofrecen los órganos y mecanismos de derechos humanos.
El gran valor de las alertas tempranas que genera el monitoreo de los derechos humanos ha quedado ampliamente demostrado. Un ejemplo especialmente trágico y poderoso de alerta temprana es la labor realizada durante varios años por los sucesivos Relatores Especiales y otros agentes vinculados a la situación de los rohingyas y otras minorías en Myanmar.
Sin embargo, -y este es un punto en el que quiero hacer hincapié- el sistema de derechos humanos no es una especie de Casandra, capaz de predecir correctamente las crisis, pero incapaz de prevenirlas. El sistema es una fuerza de prevención.
Cuando cuenta con el respaldo de la voluntad política de los principales actores, la labor eficaz y sostenida en materia de derechos humanos previene y atenúa los conflictos y contribuye a resolverlos: esa es la esencial de nuestra tarea.
De manera análoga, la Agenda 2030 en su conjunto, que está basada en el derecho al desarrollo y en todos los demás derechos, sólo podrá hacerse realidad mediante el trabajo centrado en los derechos humanos, consistente en buscar y solucionar las causas más hondas de la inseguridad, reducir las desigualdades, asegurar la existencia de instituciones estables, transparentes e integradoras, y eliminar la discriminación omnipresente.
Distinguido Presidente:
Tengo el privilegio de presentarles el informe que resume la labor del ACNUDH del 1 de diciembre de 2016 al 30 de noviembre de 2017, -el documento A/HRC/37/3-, adjunto a esta introducción y actualización oral.
La labor de la Oficina abarca a todas las regiones del mundo y a los tres pilares de las Naciones Unidas. Se extiende a lo ancho de casi todos los mandatos de las Naciones Unidas –del desarrollo a la propiedad intelectual, de la agricultura al patrimonio cultural, de la consolidación de la paz a la salud pública- y a toda la gama de derechos, comprendidos los derechos civiles, políticos, económicos, sociales y culturales, así como el derecho al desarrollo.
Ese trabajo comprende nuestra labor de cooperación técnica y aumento de capacidades; el monitoreo y la elaboración de informes sobre situaciones de derechos humanos; la promoción, tanto pública como privada; el establecimiento de normas y otras tareas orientadas a fomentar las competencias jurídicas y normativas, y el amplio apoyo que prestamos a los mecanismos de derechos humanos de las Naciones Unidas, entre otros a los Órganos de Tratados y al Consejo de Derechos Humanos, su Examen Periódico Universal y sus Procedimientos Especiales.
En este contexto, destaco la función cada vez más importante del Consejo de Derechos Humanos y sus continuos esfuerzos para lograr que su labor sea más notoria, más eficiente, más vinculada a los órganos que tienen su sede en Nueva York y a otras entidades de las Naciones Unidas, y más eficaz sobre el terreno. En este sentido, fue de gran utilidad la visita que el Presidente de este órgano realizó recientemente a Ginebra.
Ahora quisiera poner de relieve algunos ejemplos de cooperación técnica que ha llevado a cabo la Oficina. Estos ejemplos son una muestra de las tareas que desempeñan las 71 unidades que el ACNUDH mantiene en el mundo entero –entre las que figuran 17 oficinas nacionales, 12 componentes de misiones de paz, 12 oficinas o centros regionales y 30 asesores de derechos humanos que colaboran con los Equipos de País de las Naciones Unidas y otros proyectos de integración de derechos humanos. El informe A/HRC/37/3 que está ante ustedes contiene más ejemplos detallados de este trabajo.
Garantizar el desarrollo sostenible
A fin de contribuir a la ejecución y evaluación de la Agenda 2030, el ACNUDH ha venido coordinando la tarea de integrar los derechos humanos en la recopilación y el desglose de estadísticas. Por ejemplo, en Kenya, uno de los principales promotores de la Agenda 2030, ha sido indispensable monitorear el progreso en la consecución de los ODS, especialmente en lo que atañe a los grupos que corren un riesgo mayor de quedar rezagados. Uno de nuestros expertos en derechos humanos que colabora con el Equipo de País de las Naciones Unidas proporcionó asesoramiento y asistencia a la Comisión Nacional de Derechos Humanos y la Oficina Nacional de Estadística para establecer una colaboración institucional con el fin de definir a los grupos desfavorecidos, entre ellos a los grupos que antes no eran objeto de atención, y a fortalecer la recolección y el análisis de datos estadísticos. Mediante esta labor se identificó a 25 grupos de población que corrían el riesgo de quedar rezagados –entre otros, poblaciones indígenas, personas con discapacidad, vecinos de barrios marginales y mujeres de las zonas más pobres-, sobre los que se trabaja actualmente. Este enfoque ya se ha incorporado al censo del próximo año, por ejemplo, mediante una pregunta relativa a las personas con albinismo.
Mediante una serie de talleres regionales, se tratará de replicar algunos aspectos de este proyecto en otros países de África, así como en el continente americano y otras regiones. Asimismo, se ha suscrito un acuerdo de cooperación similar con la oficina de estadística y la institución nacional de derechos humanos de Palestina.
La igualdad de la mujer
La promoción de la igualdad de género y los derechos humanos de las mujeres es parte esencial de la labor que desempeñan todas nuestras unidades. En julio de 2017, Túnez reforzó aún más su posición de líder regional en igualdad de la mujer, con la aprobación de una ley que marcó un hito histórico en cuanto a la erradicación de la violencia contra las mujeres y las niñas, en cumplimiento cabal de las normas internacionales de derechos humanos. La Oficina participó en el proceso quinquenal de elaboración de la ley, colaborando con autoridades tunecinas, grupos de la sociedad civil y organizaciones de las Naciones Unidas. Entre las cláusulas más positivas de la legislación tunecina figuran la clasificación de la violencia de género como un delito de orden público, -lo que significa que cualquier persona puede ser procesada incluso si la presunta víctima retira la denuncia-, y la creación de una unidad de policía para tratar los casos de violencia de género. Esta ley demuestra el potencial transformador de los resultados que se obtienen cuando el ACNUDH colabora con los países en el plano técnico, para garantizar que los derechos humanos de las mujeres y las niñas se consagran en la legislación nacional.
La justicia de transición y los defensores de derechos humanos
En Colombia, donde el histórico acuerdo de paz se encuentra en una coyuntura crítica, mi Oficina apoya una estrategia de justicia de transición centrada en las víctimas. La labor de la Comisión de la Verdad, la Unidad de Búsqueda de Personas Desaparecidas y la Jurisdicción Especial para la Paz, tiene potencial para arrojar cambios muy positivos en materia de derechos humanos, siempre y cuando reciba la financiación adecuada. La protección de los defensores de derechos humanos y un contexto seguro para la defensa de esos derechos son dos aspectos de vanguardia de nuestros esfuerzos.
Mi Oficina ha colaborado en la preparación de un protocolo especial de protección para poblaciones en riesgo, elaborado por la policía nacional. También apoyamos el trabajo de la Oficina del Fiscal General encaminado a definir las modalidades de ataques contra los defensores de derechos humanos y los autores intelectuales que están detrás de esas agresiones.
Estos esfuerzos necesitan de iniciativas correspondientes por parte de las autoridades para abordar las desigualdades estructurales y las causas profundas de la violencia, haciendo hincapié en el derecho a la participación igualitaria y la justicia social.
Excelencias:
Estos son apenas algunos ejemplos de los resultados constructivos que arroja nuestra labor sobre el terreno. En medio de las múltiples crisis que azotan a nuestro mundo, hay algunas historias positivas. Podemos avanzar y, de hecho, lo estamos haciendo. Estoy dispuesta a difundir estos relatos positivos y ampliar nuestros mensajes a una gama de lenguas mucho más variada, siempre que los recursos lo permitan.
En lo esencial, el éxito de mi Oficina en la protección y promoción de los derechos humanos se define por el grado en el que cada Estado Miembro cumple los compromisos que ha contraído en la materia. Cada actividad que mi Oficina emprende tiene por objetivo final brindar apoyo a los Estados para alcanzar ese fin. El ACNUDH no puede obtener buenos resultados si los Estados no tienen éxito en esa tarea.
Para que el ACNUDH pueda cumplir con sus cometidos, necesita el apoyo pleno de la Asamblea General. Necesitamos que la Quinta Comisión nos proporcione recursos. Necesitamos el apoyo político de los Gobiernos, que colaboran con nosotros en beneficio de sus pueblos. Necesitamos que las decisiones adoptadas por los Estados Miembros en el Consejo de Derechos Humanos reciban el apoyo de la Asamblea General y el Consejo de Seguridad, y viceversa.
Excelencias:
En 2017, la Oficina consultó a los Estados Miembros, el Sistema de las Naciones Unidas, la sociedad civil, el sector privado y a nuestro propio personal con el fin de elaborar un nuevo plan de gestión de cuatro años.
Este proceso confirmó el valor permanente del trabajo que realiza el ACNUDH, basado en seis “pilares”: apoyo a los mecanismos internacionales de derechos humanos; integración de los derechos humanos en los esfuerzos de desarrollo, paz y seguridad; y promoción de los principios fundamentales de derechos humanos de no discriminación, rendición de cuentas y participación.
Redoblaremos nuestro trabajo encaminado a prevenir los conflictos, la violencia y la inseguridad, ayudar a extender el espacio cívico y ampliar el interés mundial en los derechos humanos. Procuraremos también mejorar la comprensión de las dimensiones humanas del cambio climático, el ámbito digital, la desigualdad, la corrupción y el desplazamiento y la migración de grupos humanos. Y haremos hincapié en la Agenda 2030, poniendo de relieve los derechos humanos de las mujeres, los jóvenes y las personas con discapacidad.
Excelencias:
Me siento especialmente orgullosa de dirigir el avance de la Oficina, este año en que conmemoramos el 70º aniversario de la Declaración Universal de Derechos Humanos.
Es probable que la inseguridad, el conflicto y la desigualdad sigan siendo considerables en los próximos años. Los derechos consagrados en la Declaración Universal y los compromisos contraídos por los Estados de hacerlos realidad mediante los principales convenios y tratados de derechos humanos, siguen siendo nuestra guía más segura y universal.
Esos derechos pueden ayudarnos a que juntos fijemos un rumbo constructivo, hacia la integración, la prosperidad sostenible, la justicia, la dignidad, la libertad y la paz duradera.
Muchas gracias.